Ausencia de miedo
Los montes, la selva, las nubes, la mar percibidas como puertos, tal vez como puntos de alineación en estas geometrías invisibles, metatrónicas. La certeza que ampara al navegante, al peregrino en su eterno desplazarse hacía si mismo. Espacios que, por su condición, pueden quebrar la cascara entumecida, reactivar los canales por los que fluye la Vida, el Amor.
La flor de la vida, la vida misma, el Amor.
La flor de la vida, la vida misma, el Amor.
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