El poder del ruido, la resonancia estocástica

- Corre, corre, corre, ... Huye de eso que ahora te asusta, porque lo que pueden ver tus ojos es tan solo aquello que tu eres.
Alguien le susurró esto al oído a R.L. Stevenson. Sobresaltado miró a su alrededor, pero no vio a nadie. 
Era  un día  de tormenta, estruendo, fuerte aguacero y vendaval. La mar rompía blanca y despiadada contra los acantilados. 
Stevenson, totalmente empapado y fuera de sí, corrió, corrió y corrió calle abajo, estaba como poseído por algo sobrenatural. 
Esa misma noche, bajo la trémula luz de un candelabro, comenzó a escribir Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde. 
Quizás fue una casualidad, tal vez la resonancia estocástica. 
Tal ves, quizáz.

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