las flores de las esperas

Acabo de soñar con Benedetti  …
Andábamos  descalzos  junto a la orilla del mar, mirando distraídamente  hacia las montañas.
“...Hay una mesa grande para todos los brazos y una silla que gira cuando quiero escaparme. Otro día se acaba y el destino era eso...”- dijo.
Viendo cómo caía el sol, dije - tal vez podríamos apaisar el atardecer en una horizontal que permanezca al caer los párpados. Desplumar sus rojos sobre el negro, eternacer en el nuevo sol, nuestro día...
Y, dándome la espalda, dijo - No te has dado cuenta que eres,  que estas hecho,  de ese mismo viento al que escupes para refrescar un rostro que sigues buscando...
- Mmmmmm !!??
Continuamos unos minutos en silencio, yo seguía palpando el aire,  escrutando texturas. En mis dedos  un desierto de matices, algunas palabras: “amarte, las olas, balanceo, diáfano, persiglas, lasal, algunas hombres, tropensar, raelite, las esquinas, tu sueño, larena, algunas lunas,.... 
Un pensamiento  " Estoy viendo a la mar “a través de letras invertidas”".
Benedetti acercó su mano a mi frente - Cierra los ojos. Ciérralos y míralas: son las flores de las esperas, están en lo más alto del peral.
Cuando abrí los ojos, su mano ya no estaba,  Benedetti  había desaparecido. Nadie a mi lado, el rumor del oleaje, los pies desnudos lamidos por la espuma. En el aire este olor a salitre y a algas descompuestas, recordando su presencia como un espejismo. El sol ya se había puesto, y las luces empezaban a brillar su intermitencia aquí y allá. 
- Un sueño … tal vez el destino sea esto, murmure.
Sonreí, sabía que tenía un emoticoño tatuado en mi entrepierna:  el placer de ser niña un domingo soleado,  sin misas, con dedos, sin hostias.










Comentarios

Entradas populares