Rozado por #Pachamama
Vuelvo a ser musgo. Aquí, junto
a la mar calma, en su orilla, mecido por el respirar de brisa salada, acariciado
por el delicado aliento del invicto sol de diciembre.
Entrecerrados los párpados, percibo el vibrante reflejo de miles de rayos sobre la superficie del agua. Dejándome arrullar por las “erres” : susurro, rumor,
ronroneo, “RRRRRRRRR” mantra de espuma,
agua y piedritas al vaivén de las olas.
Desde
aquí, en la orilla, es
fácil imaginar un tiempo imaginario; sentir la presencia de un agujero negro; cabalgar en la
frontera del espacio-tiempo hasta las laderas del horizonte de sucesos, y desde allí observar los eventos, dejarlos que
ocurran , sin más. Junto a la mar calma dormitar en sintonía con el ritmo
natural de la diosa Madre. Más allá de la identificación, ser confluencia, mar
y cielo azulado, vuelo y gaviota, ser parte y Todo.
Ser,
dejar de ser.
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