Oda a Margarita la Mustia,

Después de un tiempo con el tiempo aprendes a echar de menos. Incluso aprendes a echar de menos al propio tiempo. Y llegas a entender que, quizás, tal vez , para siempre sea mucho tiempo. Por esto, con el tiempo, los que contigo cumplimos años que fueron lustros, que sin quererlo fuimos creciendo con tus rosquilletas y el aroma de lo recién hecho. Y crecimos con tu calma, con tus formas que eran a tu manera. Porque allí, en tu espacio de blancos, el tiempo no era espera, simplemente se detenía ante el preciso y pausado recuento de tus dedos, desestimando las rotas como minutos caídos que jamás llegaron a ser horas. Con el tiempo tú te fuiste como algunos de nosotros, y otros crecimos sin quererlo y tal vez para nada, crecimos con el blanco de tu bata, tu lubricado  labio y tu lánguida mirada. Y hoy, frente a un mustio futuro, amustiados por el tiempo, nosotros y el enano que tenías bajo el mostrador, te echamos de menos Margarita, nos haces falta.

a José Juan Miralles Mateu