domingo. Luz de noviembre
En sus
cadencias, en el rugido sordo de las olas afelpando el repiqueteo de una lluvia
de domingo sin ambiciones. Entre sus luces, ahí transcurren las primeras horas de la mañana, instalado
en el sopor y en algo así como la sospecha de …, o, quizás debería formularlo
al reves … instalado en la sospecha de … , en un estado de algo así como de sopor: “un temblor de agua dentro de un cristal, una
fugacidad en una permanencia” que diría Don Julio. Detenido en esta ecrucijada, con todo el respeto
y cuidado que la ocasión se merece, vuelvo a sentir la vida como una aparente
paradoja. Como cuando nos asomamos a una de esas fotos que nos lanzan al abismo,
nos escupen mucho más allá de la pequeña y a veces vulgar anécdota que cuentan desde
ese pedacito de rectangularidad. Un abismo próximo y cotidiano, y a la vez centrífugazmente
onírico. Un abismo que quiebra esos límites impuestos “con
esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo”, tal vez
tu le llamarías La Esencia. No sé, quizás tan solo sean espacios de excepción,
por aquello de la regla. Espacios excepcionales en donde la armonía es otra cosa, al margen de
los principios y las leyes, de causas y efectos. Quisiera poder expresarlo pero, huidizas, las palabras se fragmentan al ser elegidas,
eludiendo el cometido para el que fueron trazadas. Ni tan siquiera llego a pronunciarlas. Hoy, ahora, vuelvo a percibir la vida
como una abstracción de una concreción inexpugnable, mientras me esfuerzo, sin convicción, por despertarme del todor, por recuperar la vigilia. Si, qué aparente paradoja, porque en
medio del bullicio, desde esta realidad que nos contiene, la vida, angustiada, elude el lazo del pensamiento, la soga de toda
esta certeza entre tanta confusión, dejando que se abra una brecha por donde
deslizarnos a esta situación excepcional, en donde se escuchan los canticos de
las sirenas, nos empapa la humedad, somos plantas, reptiles, piedra y arrollo,
sonido y frescura, somos luz. Una brecha por la que irrumpe esta … llamémosle coincidencia de vete
tú a saber que espacios y tiempos, o que
ausencia de los mismos y que, como te decía más arriba, nos sitúa en esta
encrucijada en la que la inteligencia y la sensibilidad se quedan con el morro
torcido: aço qué es ???!!!!. Son momentos que, de alguna forma, nos conmocionan, nos van
dando la apertura con la que vamos definiendo nuestra forma de entender el
mundo, o aún mejor, de ir desentendiéndolo.
y tal y
cual, y todo esto, al fin y al cabo, ¿no
es ya como una proposición de vida, una dinámica que nos insta a salir (entrar) de
nosotros mismos y a entrar en un sistema de relaciones más complejo y hermoso?.
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