con manchas de orina en los pantalones

Caminamos inexorablemente hacia prados o desiertos, mares o charcas. Entre achaques, nostalgias y  recuerdos vamos recorriendo un camino que nos aleja plácida y dolorosamente de la certidumbre, arrojándonos a  ese espacio sordo y afelpado en el que el temblor y la brutal precariedad nos van diluyendo pálidamente en el blanco, sentados al sol de un banco, con migas en las solapas y  manchas de orina en los pantalones.

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