The battery is running low














- Hay frases recalcitrantes, mensajes que no has elegido y, sin embargo, obstinados aparecen  una y otra vez. Tercos protagonistas de tus días.

Mientras suena "For safety and security, please do not leave your bags unattended", el móvil me dice que "la batería se está agotando". 
Miro el panel de deapertures, hace 10 minutos faltaban 35 minutos, ahora no pone nada, unos guiones parpadean. Me acerco a preguntarle a la señora del mostrador, mira el panel, mira su pantalla del ordenador, me mira "The flight´s delayed". Sostengo su mirada y a mi gesto de "pero cuánto?", me devuelve un encogerse de hombros. 
Me alejo buscando un enchufe para cargar el móvil. La voz sigue recordándonos "... please do not leave your bags unattended". Ostias, me he dejado la maleta de mano frente al mostrador. Desde aquí, a unos 50 metros, veo como un seguridad rechoncho se acerca con extrema precaución a mi maleta. Habla por su walkie talkie, esta rojo y sudado, se ha quedado a unos 15 metros de la maleta y la escruta,  buscando algún indicio de su seguro e inmediato estallido. He pensado en dar una fuerte palmada o reventar una bolsa de palomitas, pero desisto y le grito "Hey Mr  the bag is mine", lo digo sonriendo y resuelto mientras me acerco. Me mira, mira nuevamente la maleta, me mira -  el seguridad parece un buñuelo explosivo. Esta enfadado, no sé muy bien si por el mal rato que le he hecho pasar, o por haberle robado su momento de gloria. Pero me deja coger la maleta, le sonrío y me voy hacía la cola que se ha formado. 
En el panel reaparecen los números, 10 minutos para el embarque. Tengo el billete en el móvil y "The battery is running low" acaba de desaparecer de la pantalla. Has run out, dead. Me cago en la puta que lo parió en voz alta.  El tipo de seguridad me observa, no las tiene todas. Sigue sudado, con su poco pelo  adherido a la frente y  su cara de luna llena roja  pecosa se llena nuevamente de  luz. Con una mirada entiendo que ha decidido que soy sospechoso y, desde los 15 metros me invita a salir de la cola.
"No me jodas", le digo en castellano con una sonrisa. Creo que de joven habrá estado en Ibiza, en San Antonio, porque parece haber entendido lo de no me jodas.
"Now I'm really gonna fuck your shit up", creo que ha dicho.
Le pido disculpas y le intento explicar lo de mi móvil, voy a mostrarle el interior de mi maleta de mano, y el cabrón me saca un spray y me dice que ni la toque. Habla por el walkie talkie. La gente de la cola toman distancia de mí. Con paso firme se acerca Anita Wlodarczyk, lanzadora de martillo polaca vestida de seguridad del aeropuerto y dos mendrugos más.
Dialogan los cuatro señalando a la maleta y a mí. Toda la cola ya ha entrado en el avión. Resignado, me siento abatido en un banco, "For safety and security, please do not leave your bags unattended", esta vez me parece detectar cierto retintín en el mensaje. Como cuando me pegaba una hostia en la bicicleta y me abuela me decía "Ya te lo había dicho".
Se acerca Anita con cara de pocos amigos y frunciendo el ceño me dice "eres español" - Joder, lo dice en perfecto castellano.
- Sí, sí, me apresuro a decir. 
- Me llamo Francisca y soy de Mota del Cuervo
  Su puta madre, casi rompo a llorar. 
- Dame tu móvil -  lo frota fuerte con ambas manos. 
- No eres terrorista, no? - me dice - venga, sal cagando hostias que el avión aún está en la pista. Yo llamo y que te habrán. 
Instintivamente le di dos besos y salí cagando leches.
- Pero coge la maleta pedazo de gilipollas - me gritó con acento manchego.
Al llegar al avión la pantalla del teléfono me informaba que tenia un 10 % de batería. 
Francisca,  de Mota del Cuervo, no se me olvidará en la vida.

Esto no se lo he contado a nadie, pero algunas veces cuando me queda un 6% de batería, froto el teléfono con las dos manos, como si quisiera sacar fuego de él. En la pantalla persiste el terco mensaje "la batería se está agotando, 3%".

Las manos de Francisca eran otro cantar.


 

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